Iniciamos con esta nueva sección que tiene como objetivo ofrecer a los equipos de liturgia parroquiales y a los sacerdotes, un subsidio para utilizarlo en las Misas dominicales.
Si te es de utilidad, te invitamos a compartirlo.
Domingo XIX, Ciclo C, 20 de octubre de 2019
Adaptación: Pbro. J. Jesús Suárez Arellano
Ideas para el Sacerdote
La Oración: Aliento de Vida y justicia
¿Ponemos nuestra vida misma en nuestra oración, o bien sólo recitamos fórmulas, aunque estemos de acuerdo con sus contenidos? Ojalá pudiéramos expresar en oración lo que vivimos, vocear nuestras miserias, y gritar nuestras alegrías, persistir orando, sin cejar, insistiendo, contra todos los pronósticos, porque nuestra oración es contra todos los pronósticos, y porque la vida misma depende de ella, como también depende la vida de justicia y amor en el mundo… En esta Eucaristía seguimos aprendiendo de Jesús a orar y unimos nuestras súplicas a las de él.
Acto Penitencial
¿Dónde están nuestra confianza y nuestra persistencia cuando nos dirigimos al Señor en oración?
Examinémonos ante él. (Pausa)
– Señor Jesús, contigo pedimos que se haga la voluntad del Padre y no la nuestra. R/ Señor, ten piedad.
– Cristo Jesús, contigo pedimos que se haga justicia a todos. R/ Cristo, ten piedad.
– Señor Jesús, contigo pedimos que sepamos perdonar a los que nos desean o nos hacen mal. R/ Señor, ten piedad.
Ten misericordia de nosotros, Señor, y escucha nuestra oración por la que pedimos perdón.
Líbranos de todo mal y llévanos a la vida eterna. Amén.
LECTURAS:
Éxodo 17, 8-13: En esta pintoresca historia, que acentúa la perseverancia en la oración, Moisés es ayudado a alzar sus brazos hasta que su pueblo consigue la victoria…
Salmo 120: El Dios que hizo el cielo y la tierra está dispuesto a auxiliarnos y protegernos siempre…
2 Tim 3, 14 – 4, 2: San Pablo nos invita a:
1. Permanecer fieles a la Escritura que aceptamos, pues ella, además de estar inspirada por Dios, es útil para enseñar, argumentar, corregir y educar en la rectitud…
2. A proclamar el mensaje de Jesucristo con oportunidad y sin ella…
Lucas 18, 1-8: Jesús nos recomienda orar siempre y sin desfallecer… Hemos de acudir a Dios con la confianza de que está siempre dispuesto a ayudarnos, pues Él es mejor que nadie…
Oración de los Fieles
Escuchemos la invitación de nuestro Señor a orar insistentemente, sin cejar. Pidámosle que presente nuestras plegarias a nuestro Padre del cielo, y digamos: R/ Señor, escucha nuestra oración.
1. Por la Iglesia de hoy, para que perciba con claridad cómo conservar viva la fe en los corazones de sus miembros y cómo afrontar los problemas que la retan en el mundo de hoy, roguemos al Señor:
2. Por los miembros de la Iglesia a quienes se les confían especiales ministerios, para que sean hombres y mujeres de oración, conscientes de aquellas palabras del Señor: “Sin mí no podéis hacer nada”, roguemos al Señor:
3. Por las monjas y monjes de vida contemplativa, para que sepamos nosotros apreciar su vida de oración y penitencia y les estemos agradecidos por las bendiciones del Señor que con su oración obtienen en nuestro favor, roguemos al Señor:
4. Por todos los que conocen o buscan a Dios, para que entren en un diálogo humilde y sincero con Dios, orando desde lo hondo de su corazón, roguemos al Señor:
5. Por todos los cristianos, para que nuestras oraciones por los pobres y los que sufren nos comprometan más seriamente a administrarles justicia, a aligerar sus cargas y a restaurar su dignidad, roguemos al Señor:
6. Por todos nosotros, para que aprendamos a orar conforme a la voluntad de Dios, sin cejar y sin trocar nuestra oración por cualquier otra cosa buena, y para que esta Eucaristía nos acerque más a Dios, roguemos al Señor:
Señor Jesucristo, tú nos infundes esperanza y seguridad de que el Padre nos va a escuchar, porque tú eres Hijo suyo y hermano nuestro, ahora y por los siglos de los siglos.
Invitación al Padre Nuestro
Oremos ahora a nuestro Padre con el modelo de toda oración que Jesús mismo nos enseñó:
R/ Padre nuestro…
Líbranos, Señor…
Líbranos, Señor, de todos los males y concédenos la paz que fluye de la justicia como un río.
Ayúdanos a dar a todos lo que les es debido y, como tú, a prestar especial atención a las víctimas de la injusticia.
Que les llevemos nueva esperanza mientras nos preparamos para la venida plena entre nosotros de nuestro Señor y Salvador, Jesucristo.
Invitación a la Comunión
Éste es Jesucristo, nuestro Señor y Salvador.
Él nos enseñó a orar continuamente, sin desanimarnos nunca.
Ahora nos invita a recibirle y a participar en su ofrenda al Padre. R/ Señor, no soy digno…
Bendición
Hermanos: Esta Eucaristía nos ha recordado fuertemente que una oración perseverante y confiada debe ser necesariamente una oración de sensibilidad y preocupación por los débiles y por los pobres, y que esa preocupación debe expresarse administrándoles justicia.
Que el Señor nos dé esa fuerza y nos bendiga.
Por eso, la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre ustedes y los acompañe siempre.